Me declaro amante de los perros y de hecho tengo dos “chicas”, ellas son la alegría y en ocasiones el terror de mi casa, “ellas”, me reciben con entusiasmo cuando llego, sea la hora que sea, compartimos tardes de relax y terraza, agradecen los paseos y les encanta jugar en el parque canino con sus semejantes, nunca rechazan una caricia, un mimo ó algún premio, “por algo dicen que el perr@ es el mejor amigo del hombre” y yo, lo suscribo.
Lucas, es un precioso labrador, adoptado desde cachorro por una familia, pudiente pero insoportables. Cuenta con el amor inmenso de “mama”, la indiferencia de “papa”, y la competencia del niño de la casa, que quiere ser más can que el propio Lucas, juntos compartirán algo más que la casa ó la cama, la complicidad entre el niño y el propio Lucas, es mucho más extensa que los metros jardín.
Desde su perspectiva canina sabremos cómo ve la vida humana, lo que siente y piensa de esas personas grandes que en ocasiones son dañinas y como le gustaría ser, porque su sueño es ser humano.
“Hasta que no hayas amado a un animal una parte de tu alma permanecerá dormida”.
(Anatole France)
Lucas, nos plantea una serie de comportamientos, anécdotas y momentos impensables, para quienes gozamos de su fiel compañía y jamás nos hemos parado a pensar ¿Cómo nos ven ellos? ¿Qué nos transmiten en una de sus miradas, ladridos o lametazos?
¿Quieres saber lo que piensa Lucas?, ¡te sorprenderá seguro!
Fernando Delgado, nos ofrece un relato corto en páginas pero infinito en sonrisas y sentimientos. Con una fantástica ironía nos hace el propósito de enmienda para entendernos con nuestros compañeros de vida. Ágil, ligera y sobre todo divertida, lectura de una sola tarde.
Quizás por el tema en cuestión o quizás porque me encanta Fernando Delgado.
¡Me encanto!
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