jueves, 17 de septiembre de 2015

CARTAS A UNA EXTRAÑA, Mercedes Pinto M. (RESEÑA)

Dos horas largas de vuelo, separaban el pasado del presente; el avión procedente de Londres tomaba tierra y Berta regresaba a su país natal con una estancia organizada, tan sólo serían unos días. Presenciar las exequias de su madre y  finiquitar su parte de la herencia, le permitiría volver a su ordenada vida en la capital de Big Ben.
Conocer la muerte de su madre, no supuso para ella el disgusto que cabría esperar ante una situación normal; la relación familiar no reunía las pautas de una parentela estándar, demasiadas grietas parcheadas ocultaban secretos, rencores y mentiras; demasiadas preguntas sin respuestas que marcaron su vida desde la adolescencia. Por todo eso y mucho más, el fallecimiento de Doña Alberta supuso para Berta más un contratiempo dentro de su rutina británica, qué el sentido adiós a la mujer que le dio la vida.

Quizás quince años fueron los necesarios para rehacer su vida lejos de la severa vigilancia materna, pero no los suficientes, para dar por zanjados los asuntos afectivos que la empujaron a poner tierra de por medio; o eso creía Berta.
Envolviéndola con un abrazo reparador y los ojos vidriosos, Berta fue recibida por la adorable Teresa, la fiel sirvienta de Doña Alberta durante los últimos cuarenta años, la asistenta familiar de confianza que compensó el amor que su madre tanto escatimaba; apenas cruzó el umbral se sintió extrañamente observada, podía sentir su olor, notar su presencia y cómo no, su dominio territorial, eran un  cumulo de percepciones que la impedían “sentirse en casa”.
Yolanda, su hermana mayor, había relegado su responsabilidad para el reparto de la herencia en un profesional, hecho que no extraño a Berta en absoluto, puesto que la afinidad entre ellas no iba más allá del apellido que compartían, eran tan distintas como los colores del arco iris, nunca hubo entre ellas la armonía o el entendimiento que los genes les había estipulado.

Una vez instalada en su habitación de siempre, Berta tomó posesión de su propiedad provisional y transitando por los habitáculos de la casona reconoció que allí el tiempo se había estancado. Se encontró con puertas y cajones cerrados bajo llave ¿Por qué la buhardilla estaba cerrada?, ¿Qué guardaba Doña Alberta con tanto secretismo? 
Entrar en aquella estancia fue un reto superable, conocía lo suficiente a su madre y resolver sus enigmas, era cuestión de analizar concienzudamente los indicios y señales, sin embargo no contaba con las trabas que Teresa le ponía, ¿Qué ocultaba la fiel asistenta?..  Mil cosas podía esperar Berta y otras mil temía; no obstante nunca pensó, que lo encontrado daría respuesta a tantos años de resentimientos y dudas, incluida la antipatía entre hermanas.

Buceando en las entrañas del pasado, descubrió unos fardos de cartas debidamente ordenadas y clasificadas, en su mayoría sin abrir ¿Por qué? ¿Quién remitía aquellas misivas de impecable caligrafía y a quién iban destinadas? Llena de curiosidad y sin ánimo de violar la intimidad del remitente, Berta comenzó a leer las cartas en el mismo orden que estaban fechadas y fue a partir de las primeras líneas cuando se adentró en un viaje sin retorno. ¿Con qué fin se escondieron aquellas cartas sin ser leídas?, ¿Con qué intención su madre ocultó aquellas cartas que tanto amor desprendían? ¿Hasta dónde podría llegar el resentimiento de una madre? Y sobre todo ¿Por qué?

Gano la partida la curiosidad e indagando por unos sentimientos ajenos y una desesperación plasmada en aquellas líneas, empezó a descubrir a un enamorado que desde la otra punta del mundo rogaba y anhelaba la piedad de su amada.   Analizando detenidamente cada pliego Berta, obtendrá tantas resoluciones como nuevas cuestiones que solucionar, descubriendo una parte de sí misma que daba por estacionada “el amor”. Y será desde esas percepciones, cuando Berta retome su pasado anclado en su memoria perfectamente ordenado como si de una indescifrable receta se tratara.

Dentro CARTAS A UNA EXTRAÑA encontraremos principalmente una historia de amor olvidada en el tiempo y cerrada bajo llave, que forma parte de un bucle amoroso peligroso para sus tiempos y que Doña Alberta manipulo sin tener en cuenta el precio a pagar y las consecuencias. En sus páginas encontraremos un trígono de resentimientos sin fórmula concreta para una solución merecida. En el recorrido por su lectura encontraremos un sinfín de afectos, una dosis equilibrada de misterio y un conjunto de actos que acarician el linde de la cordura y lo irreal.
Desde mi modesto criterio de lectora y en honor a la verdad, únicamente reparo en el exceso de cartas; muchas de ellas me resultaron planas, sin más propósito que aumentar la cantidad páginas a la novela. Soy consciente, que este comentario puede despertar críticas, y los espero a partir de “ya”, aunque frontalmente nadie opinara en público; pero precisamente, por mi admiración y respeto hacia la autora lo digo desde el cariño y sin ningún tipo de acritud.

La trayectoria literaria de Mercedes Pinto Maldonado, está perfectamente consolidada. Cuenta en su bibliografía con variedad de títulos y géneros, donde cada lector/a puede recrearse a placer; sus historias no dejan insensible a quien las saborea, posee el don de una prosa imantada qué te atrapa un capitulo tras otro. Mercedes, sabe transmitir de manera sencilla y pulcra todo relato que confecciona. La ternura, el coraje, la tristeza, el amor y un infinito derroche de sentimientos, convierten su pluma en inimitable y con una excelente elegancia, resultando sus novelas conmovedoras e intensas.

Mercedes, siempre es un placer leerte, en esta lectura solo puedo decir… ¡MARAVILLOSA!

1 comentario:

  1. Querida Mirella, muchísimas gracias por esta reseña tan completa y bien ilustrada. Veo que la historia te ha gustado, pero que las cartas no son para ti el punto fuerte y que no te transmitieron. Es normal, no todo puede gustar a todos, y es posible que sobre alguna de esas cartas, así que tranquila, que te entiendo perfectamente. Me quedo con ese "Maravillosa" que tan bonito me suena.
    Gracias por ser siempre tan generosa conmigo.
    Un abrazo.

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