martes, 6 de agosto de 2013

TODO UN VIAJE, de Silvia Abascal

Mi opinión:

Ninguna enfermedad es fácil de sobrellevar, aunque debemos de distinguir, la enfermedad común ó pasajera, a la enfermedad congénita, que es aquella que portamos en nuestro ADN, y que en muchos casos se ignora hasta que está decide –dar la cara- y desde luego hay empieza un periplo largo y tedioso para el portador.

En TODO UN VIAJE, es su protagonista y paciente quien nos cuenta en primera persona todo el proceso desde el momento cero, y digo cero, porque antes del brote y entre bambalinas, comenzó a sentirse mal, un agudo dolor de oídos que subía hasta la cabeza fue más tarde, como un latigazo, como una descarga eléctrica, seguido por un cansancio general.
Traslada con urgencia al hospital y hechas las pruebas oportunas, se le detecta un “derrame cerebral”,  Silvia portaba en su ADN un gen diferente y a la vez una enfermedad una enfermedad más conocida de lo que parece a simple vista, llamada Malformación vascular congénita cerebral “MAV”, aunque de manera más común se le conoce por –derrame cerebral-, dejando secuelas importantes y en muchos casos insuperables al 100%,  ya que en la actualidad son miles los enfermos que quedan con graves secuelas, largas sesiones de terapia y pasando a discapacitados dependientes de otra personas las 24h.




A modo de diario Silvia, nos relata paso a paso TODO UN VIAJE, hasta prácticamente su recuperación total.
Es un canto a la vida, una dura batalla contra la enfermedad, un reto a superar cada día, donde de forma continua da las –GRACIAS- a todo aquello que la rodeaba antes de aquel fatídico día, familia, amigos, su chico y después –agradece- incansablemente el trato hospitalario, personal, de amigos y redes sociales.
Leyendo TODO UN VIAJE, descubriremos la parte más humana de una actriz consolidada y respetada allá donde pisa, descubriremos detalles de vida más privada y  que ella cuida para que mantengan ese anonimato que les permita vivir tranquilos y relajados.
Silvia Abascal, fue y es una enferma como tantos miles,  que son anónimos y eso nos demuestra que la enfermedad no hace distinciones. Son muchos los nombres populares, que han pasado por la misma tragedia.

Lectura cómoda, ágil y fácil de comprender, con un lenguaje totalmente coloquial y encontrando grandes rasgos de la vida sencilla, lejos de las tablas, los Teatros y la farándula.

¡SUERTE Y ÁNIMO, SILVIA!

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