miércoles, 3 de septiembre de 2014

ABRIENDO LAS ALAS, de Marijose Castaño Coca (RESEÑA)

Su propio nombre despertaba la curiosidad de quienes la conocían.  La vida nómada de sus padres, siempre al ritmo de las fiestas locales le obligaba a recorrer el país casi al completo en temporada alta. Por esa razón Puerto, no mantenía amistad continuada con chic@s de su edad, su estancia era siempre pasajera y transitoria, trabajaba en uno de los puestos de la familia; todo esto convertía a Puerto en una chica solitaria y conformista con lo que había tocado en destino; añoraba la vida con su abuela, sus atenciones, el colegio y lo que ella consideraba una vida normal, pero la enfermedad de la anciana y su ingreso separo sus vidas, hecho que la muchacha evocaba a diario con suma tristeza.

Mientras todo el mundo se divertía en la feria, Puerto trabaja y solo al final de la jornada, paseaba por la zona aunque fuera tarde y aprovechando qué en está ocasión estaban en zona costera, se recreaba en largos paseos por la playa; una de aquellas noches se llevó un gran susto, de lejos no distinguía muy bien de que se trataba, pero a medida que se acercaba consiguió diferenciar un cuerpo, sin miedo pero con respeto se acercó con la intención de prestar auxilio si fuera necesario, sin embargo pronto comprobó que lo único de necesitaba aquel joven era dormir y recuperarse de lo que aparentemente era una borrachera.
Al sentir una presencia aquel joven le rogó que no se fuera, que le acompañara un rato,  asegurándole que no le haría ningún daño y sin más retomo el sueño interrumpido; ¿Qué hacia ella allí? ¿Quién era ese chico y porque estaba en aquel estado?, Puerto, estaba en un mar de dudas cuando el joven despertó ágil y recuperado como sí hubiera dormido horas y no unos minutos, hecho que la asombro más aún, Román que así dijo llamarse, le agradeció su compañía y tras una breve presentación ambos jóvenes se despidieron.

La noche dio paso a otro día de trabajo rutinario, Puerto, no lograba quitarse de la memoria a aquel extraño joven “Román”, lamentándose de la tristeza y soledad que le transmitían sus palabras. Al primer encuentro casual le siguieron más, quedaban prácticamente a diario, Román fue cortes y amable con ella en todo momento, presentándole a su familia y siguiendo las pautas de cupido ambos jóvenes se enamoraron. Su amor era mucho más que la pasión  o el sexo, aunque todo llegaría en su debido momento, intercambiaron biografías, sueños y secretos, aunque para Puerto aceptar el secreto de Román y su familia suponía renunciar a parte de su propia vida y debía seguir unos patrones para formar parte del clan, tendría que esperar con paciencia a  completar el proceso de aceptación y adaptación, pero el amor entre ellos bien merecía esa esperanza.

Sin una razón del todo justificada, la actitud de los padres de Puerto cambio como de la noche al día; gestionaron la venta de todo sus puestos y se fueron de vacaciones solos como no habían hecho nunca, la chica no terminaba de creerlo y menos aún entenderlo, pero su madre merecía aquello y mucho más, pues llevaba toda su vida sacrificada junto a aquel hombre que no era su padre y qué además de su mal carácter le gustaba beberse las ganancias.

¿Quién era aquel joven?, ¿Qué había pasado?, ¿Por qué le dolía todo?, ¿Dónde estaba Román?, esas y otras preguntas re-tintineaban en su cabeza mientras iba recobrándose y situándose, poco a poco todo se situó y  fue recordando lo sucedido, pero ¿Cuánto tiempo llevaba allí? Aarón, se identificó al mismo tiempo que reconstruía los sucesos; le fallecimiento de su madre a las horas del accidente, la marcha de su padre que le dejo como encargo entregarle una carta y una cuenta bancaria con saldo suficiente para empezar de nuevo. Puerto, saltaba de una noticia a otra sin tiempo a reaccionar. Extrañamente su restablecimiento fue total y rápido, acelerando su alta hospitalaria, ¿A dónde iría ahora? Sin casa, sin familia y sin Román.
Acepto la propuesta y ayuda de Aarón para poner en orden su vida,  no obstante los sentimientos del doctor iban más allá de la amistad honesta que ella le ofrecía.

ABRIENDO LAS ALAS.  Es una tierna historia de amor entre lo real y lo irreal,  una alabanza a las puras emociones entre seres de diferentes mundos, donde todo era posible gracias al amor y transferido por el principio de la vida, una apasionante narración de muchos sentimientos en estado puro. Una gran diversidad de personajes darán vida a está magnifica novela, que ágilmente leeremos sin tropiezos y con grandes giros, lo cual hace imprevisible su final hasta que no agotas las páginas. Almería y sus hermosas playas, es la localidad propulsora que nos hará sentir la brisa del mar y el olor a salitre.  Marijose Castaño Coca,  nos arrastrará de manera dulce y apacible, por la fantasía que el amor comporta.
Ha sido todo un lujo leerte y seguiré tus lecturas.

Hacía mucho tiempo que no leía algo tan dulce y emotivo.


¡FELICIDADES MARIJOSE!




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